Los caminos desterrados de la albeitería nos conectan con un mundo incomprendido y por ello olvidad

(las entradas son revisiones de textos antiguos y
no tan antiguos, el autor no incita ni se responsabiliza
del uso de los remedios expuestos, solo hace un repaso de
textos históricos)

sábado, 30 de octubre de 2010

Distomatosis y helecho macho

En la Revista Veterinaria de España del mes de Abril del año 1916, me ocupé del tratamiento de esta enfermedad, por el extracto etéreo Dausse de helécho macho. En lo allí expuesto se ve claro los grandes resultados que se obtienen con este tratamiento, así como las modificaciones que deben hacerse referente a las dosis que hay que emplear.
Mis observaciones han seguido siendo numerosas en el resto del año 1916 y en todo el año 1917, pudiendo deducir de ellas—en contra de lo afirmado por Moussu y Henri, profesores de la Escuela de Veterinaria de Alfort,—que el distoma hepático muere muchas veces con una sola dosis de la aconsejada por ellos y hasta en un periodo de tiempo muy corto, como se ve en muchas ovejas que mueren a las tres o cuatro horas de haber sido administrado el extracto. Este argumento no basta para la demostración que me propongo, puesto que puede objetarse que se ha matado también a la oveja, y nada económico resultaría un tratamiento que matase al paciente en vez de curarle.
Cuando se aplica el tratamiento en un número crecido de cabezas, a pesar de ser todas de la misma raza, estar próximamente en iguales carnes, y hasta ser algunas de las mejores y más gordas, se nota que unas son más sensibles que otras para la tolerancia de este medicamento. En todas aquellas ovejas, en las cuales, al administrar una dosis, se observa que se producen efectos intensos, manifestados por un aplanamiento y una inapetencia que les dura veinticuatro y aun cuarenta y ocho horas, es muy peligroso repetir la segunda dosis antes de que los primeros efectos se hayan pasado, pues de lo contrario esta segunda dosis las matará. A todas estas ovejas yo las dejo con una sola dosis, habiendo observado que mejoran con la misma rapidez que las otras, lo que prueba que los distomas han muerto en ellas.
Esto no quiere decir que yo me incline a obtener con una sola dosis todos los efectos apetecidos, pues no dejo de reconocer lo peligroso que sería esto y lo expuesto que se estaría a cosechar muchos fracasos. Con dos dosis bien calculadas se llega a conseguir, sin temores de pérdidas de importancia, la curación completa de la distomatosis hepática; advirtiendo que no es lo bástante para estos cálculos, el emplear un gramo de extracto por cada cinco o seis kilogramos de peso, como aconsejan Moussu y Henri. Una de las condiciones que, según mi opinión, debe de tenerse muy presente, además del período muy avanzado de la caquexia, es la clase de pastos de que hagan uso los ganados. Las reses lanares que pastan en montes poblados de robles y encinas, cuando las yerbas escasean, hacen mucho uso para su alimentación de las hojas de dichas plantas, y, por lo tanto, en su estómago tienen cantidad de tanino suficiente para neutralizar algo el ex-tracto empleado, por cuya razón toleran, mejor que otras reaea de igual o mayor peao, una dosis determinada. Esta misma dosis, aconsejada por los autorea citados, la creo algo crecida con relación al peso que señalan. En ovejas que llegan y paaan de los treinta kilogramos se ha empleado, y casi siempre he visto que mueren, por lo menos, un 10 por 100, y en algunas ocasiones hasta un 25 por 100. Y cuando la dosis empleada en ovejas de dicho peso es de tres gramos y medio o cuatro, difícilmente ae muere alguna y se consigue bien la curación.
Cuando haya que tratar un número crecido de ovejas, no debe hacerse el tratamiento en todas de una vez, si se quiere caminar con pie firme y no tener un tanto por ciento de bajas evitable. Yo recomiendo que se empiece el tratamiento en un corto número de reses, observando los efectos que en ellas produce el extracto empleado, y viendo si hay algunas bajas, para, por las que haya, juzgar el número proporcional de muertes que se producirían en el tratamiento de todas con la misma dosis, a fin de rebajar o elevar ésta, según convenga, pues así sólo se tienen las bajas do los ensayos.
¿Debe de practicarse este tratamiento todos los años, hasta en las ovejas sobre las cuales no recaiga ninguna sospecha de que puedan padecer la caquexia? Sin ningún inconveniente puede afirmarse que sí. Sabido es que el distoma hepático, en número mayor o menor, le tienen todas las ovejas en la mayoría de nuestras provincias. Cuando no existe en número excesivo, no produce la caquexia; pero siempre origina» trastornos en la nu-"ición, lo cual, sobre todo en los años o épocas en que escasean los pastos, hace que muchas veces apenas pueda sostenerse la oveja en pie, y que, o no pueda criar, o si cría, lo haga sacando una cría ruin y quedando ella estropeada; y como se la tiene por su producción, si produce poco será un capital que empeña. Aun cuando el precio del extracto etéreo de helécho macho hoy es crecido, puede hacerse un tratamiento cuyo coste no exceda de 1,25 a 1,50 pesetas por cabeza; y teniendo presente la cuestión económica, como no puede menos de suceder, resulta que la oveja tratada cría su cordero gordo y lucido, lo que permite sacar, con exceso, al hacer su venta, lo gastado con la madre; ésta da más leche y la sostiene más tiempo, y el vellón es más abundante y mejor.
MAXIMILIANO GONZÁLEZ RUIZ Veterinario de Matanza (León).

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