Los caminos desterrados de la albeitería nos conectan con un mundo incomprendido y por ello olvidad

(las entradas son revisiones de textos antiguos y
no tan antiguos, el autor no incita ni se responsabiliza
del uso de los remedios expuestos, solo hace un repaso de
textos históricos)

sábado, 30 de octubre de 2010

Cólico por arena

CURACIÓN DE TRES CASOS DE CÓLICO POR ABENA
Encontrándome el día 10 de Diciembre del pasado año en mi clínica, fui llamado con bastante urgencia para ver un mulo de D. Pedro Pino, de ocho años de edad y buena conformación, al que encontré echado en la caballeriza sin poderse levantar. Pronto pude notar la gravedad del caso, perdiendo casi la esperanza de poder salvar al animal. Mas como el valor del mulo era crecido, me dispuse a hacer todo cuanto estuviera a mi alcance para lograr su curación.
En este caso presentaba el enfermo cólicos sordos, intermitentes; el animal tomaba la actitud de plantado, pareciendo que hacía esfuerzos para orinar, dilatándose mucho lasfosas nasales y la mirada se hacía rija, dejando oír quejidos bastante profundos y existiendo también movimientos bastante pronunciados en los ijares. Estos eran, en síntesis, los síntomas que presentaba el animal. La exploración rectal me reveló a la entrada de la pelvis, por delante del pubis, una masa pastosa, en la cual se percibían pequeños granos, que en seguida me hicieron pensar en la arena, persuadiéndome en el momento sobre la causa del cólico.
Empecé por ordenar la traslación del enfermo a una caballeriza bastante amplia y con buena cama. Hecho ésto, lo administré cuatrocientos gramos de sulfato de sosa y doce gramos de nitrato de potasa, disueltos en dos litros de agua de malvas y mezclados con quinientos gramos de aceite común; acto seguido se le pusieron unos enemas de siete litros de agua salada, repitiendo esta operación cada veinte minutos. Ordené se le friccionaran las extremidades e ijares con esencia de trementina, vinagre y alcohol alcanforado y que después se le paseara. Pasados sesenta minutos, le inyecté diez centigramos de nitrato de pilocarpina. Al cabo de los quince minutos de hacer la inyección, empezó la evacuación de la arena; esto era próximamente a las cuatro de la tarde. A las once de la noche, última visita del día, se le se administró un litro de infusión de manzanilla con medio cuartillo de aguardiente fuerte, hallándolo algo mejor, pero sin dejar de expulsar arena.
A la mañana siguiente, no bien dadas las cinco de la mañana, me volvieron a avisar di-ciéndome que el mulo se había puesto peor. En seguida me levantó, y con mi oficial, Benigno Blanco, me dirigí hacia la casa del dueño del animal, no tardando nada en encontrarme en presencia del enfermo. Después de reconocerlo detalladamente, observé que se había agravado un poco, notándole dolores agudísimos acompañados de grandes esfuerzos, mediante los cuales arrojaba bastante arena. Le puse unos enemas de agua de malvas y aceite común, le apliqué una inyección de sulfato de eserina, cinco centigramos: bromuro de arecolina, tres centigramos, y nitrato de pilocarpina, diez centigramos, obteniendo al poco tiempo la evacuación casi completa de arena.
Las dos de la tarde eran cuando le hice la última visita, por tenerme que marehar a un cortijo lejos del pueblo. Ya tenia mi esperanza visos de realidad encontrando al animal bastante mejor, y propinándole el siguiente régimen: gachuelas claras con (50 gramos de sulfato de sosa, notándole por espacio de seis días granos de arena en las heces fecales; para bebida infusión de manzanilla y café con aguardiente, que ejercen una acción estimulante. En los días siguientes, como la mejoría avanzaba rápidamente, se le fué suprimiendo el tratamiento seguido, que duró unos cinco días, y al mismo tiempo se le fué sometiendo a su pienso ordinario, pero de una manera lenta y pausada, hasta que el día diez y siete, encontrándole en perfecto estado fisiológico; le di de alta.
El tratamiento descrito me ha dado muy buenos resultados en otros dos casos de cólicos de arena que se me han presentado en la clínica, y aun cuando se puede poner en práctica este mismo tratamiento en los cólicos por sobrecarga, yo he tenido la ocasión de seguir dicho tratamiento en estos cólicos y no me ha dado tan buenos resultados como en los cólicos de arena.
ANTONIO COMINO Y BERTBLI Veterinario de Monterrubio de la Serena (Badajoz).

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