J. FARRERAS
Una yegua de cinco años presenta síntomas de
indgestión
con
moderada enteralgia.
Llama grandemente la atención una constipación pertinaz,
que no cede ni á las inyecciones de clorhidrato de pilocarpina,
ni á las de bromhidrato de arecolína, ni á las de pilocarpina
asociada con el sulfato de eserina. Es de advertir
que -con el tiempo que duró la enfermedad, hubo ocasión
de echar mano de todos los recursos aconsejados, así como
de combinar la terapéutica farmacológica con' la Iisica ó
mecánica.
El animal s.oporta once días sin evacuar excremento alguno,
y de sus intestinos 'no se expulsa durante este tiempo
la menor cantidad de gases, 'El recto se halla vacío y su
exploración no da lugar á suponer la existencia detorsión
intestinal.
La ausencia de borborigrnos indica paresia completa del
tubo digestivo, que no consigue despertar la eserina aun á
dosis atrevidas,
En vista de los efectos negativos de los medicamentos
empleados en este caso de obstrucción intestinal, ensayo
'las corrientes de
inducción 'intensas, aplicadas durante los
deis últimos días que duró la enfermedad y en sesiones de
un cuarto de hora de duración cada una, sirviéndome del
aparato de Spamer.
,R-EV¡'STA VETERINARI>A. '.DE ·ESPAÑA
La primera sesión es tolerada sin ninguna reacción por
varíe de la enferma; en las otras se defiende de un modo
agresivo.
A la segunda sesión' se .advierten ya borborigmos que
continúan á interv-alos durante el día. Al siguiente por la
.noche
comenzó la evacuación de excrementos secos; cubiertos
de exudados membraniformes, á 'la que
sigu.ó una dia-
~rrea que duró tres días.
Con el relato de este
hecho olíñico no se intenta demos:"
.trar que las corrientes de inducción sean específicas para
··UUTar la obstrucción intestinal, sino consignar tan sólo la
'influencia benef'ieiosa que en estos- casos pudieran tener. 'Es
innegable que 'los líquidos del tubo intestinal aumentaron
-erí .
.,purgante, pero éstos no .Iograron dar motricidad al intestino.
En este concepto, las 'corrientes eléctricas constituyen
un recurso
'110 despreciable, menos teniendo en cuenta lo
.irnposible
que por una porción de circunstancias resulta
practicar un masaje bien hecho en los animales grandes,
.al igual que se hace en el hombre para combatír la paresia - .
intestinal.
Además es éste un hecho clínico curioso, porque cons-
·tituye 'Una prueba notable de resistencia del intestino y de
tolerancia grande por .parte del animal, que no señaló
HIenas visibles de intoxicación, en contra de lo que se afirma
en algunos tratados de semiología, según los que, por lo
_general, sucumben los enfermos que no excrementan durante
tres
ó cuatro días .
.'La yegua que motiva este relato clínico estuvo once días
stn excr ementari; toleró, mientras duró la enfermedad, cuatro
gramos de clorhidrato de pilocarpina, dos de bromhi-
.drato de arecolína, uno de sulfato de eserina, tres litros
de aceite de adormideras, tres de aceite de ricino, 1,500 gramos
de sulfato de sosa,' tresJitros de infusión de hojas de
.sen, 200 gramos de áloes y 80 centigral'nos de aceite de erotontiglio.
Bebió en abundancia cuanta.agua quiso y no comió
hasta los doce días.
U nícamente las corrientes eléctricas
consiguier on despertar la inercia del tubo digestivo.
http://ddd.uab.cat/pub/revvetesp/revvetesp_a1907m9v2n1@unizar.pdf
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