Los caminos desterrados de la albeitería nos conectan con un mundo incomprendido y por ello olvidad

(las entradas son revisiones de textos antiguos y
no tan antiguos, el autor no incita ni se responsabiliza
del uso de los remedios expuestos, solo hace un repaso de
textos históricos)

lunes, 1 de noviembre de 2010

Gangrena y seroterapia

Un caso de gangrena invasora, seguida de curación con el empleo de suero normal de caballo
Teniendo noticias de las excelencias e importancia piáctica que asignan algunos ígnísimos comprofesores, así españoles como extranjeros, al suero polivalente en el atamiento de las heridas, trabajos posteriores, experimentos completados por la ceí-ica, parece que pretenden llegar a establecer unas conclusiones que admiiimos des-e luego con idéntico fin y con no menos eficaces resuüados en la aplicación del sue-o normal de caballo, cuyos maravillosos resultados quedan de manifiesto en este aso que menciono.
El veinte de Julio último, al hacer una visita diaria en el pueblo de Sabinán (Zara-oza) encuentro a un cliente, don Babil Lafuente, que me dice tener un asno con una erida; pasamos a su casa y me presenta un burro del país, entero, de 10 años, careno, buena alzada, temperamento linfático, buen estado de carnes, y destinado a las abores agrícolas, el cual, al reconocerlo, vi que efectivamente presentaba una herida únzante y profunda de seis centímetros de abertura por diez de profundidad, produ-ida a la altura de la articulación sacro-coxal derecha, con tendencia hacia la arti-ulación coxo-femoral; pero que descuidada por el espacio de tres días se habia pre-entado la gangrena invasora; el olor que despide, característico de este proceso, se ercibe a distancia. Desbridada la herida ampliamente admite el puño y la muñeca con oda facilidad.
En los dos primeros días, a partir de esta visita, la temperatura, con pocas oscilaciones, es de 37J y medio. Pasadas estas cuarenta y echo horas hasta el sexto día, la temperatura asciende y se mantiene por la tarde entre 40° y 41°.
Todos los síntomas de la intoxicación se hacen visibles al noveno día, porque el rápido enflaquecimiento del animal es fácilmente apreciable, a pesar de que el enfermo mantiene su apetito; la temperatura desciende a 38°, manteniéndose por espacio de seis días para llegar luego a la normal, lo que nos dice que la eliminación de las toxinas se ha verificado y, por ende, la putrefacción de los tejidos ha cesado.
La alimentación del enfermo ha sido a no poder más, nutritiva y abundante, habiéndole administrado inyecciones de cafeína y tónicos.
El tratamiento seguido después de la gran desbridación, ha sido extirpación de toda la región mortificada, abundante lavado con agua salada, tibia, al diez por mil y dos veces al día e imbibición de la superficie de la capacidad, introduciendo una delgada plancha de algodón envuelta en gasas embebidas en suero normal de caballo. Diez dias después de este tratamiento, la herida se ha llenado de un tejido fino y rosado con un rodete periférico de líquido ligeramente coagulado; a los quince, la cicatrización es casi completa y a los veinte es dedicado el animal al trabajo.
•Otros casos más podría referir en estas notas tratadas por el mismo procedimiento y análogos resultados, todo lo cual nos hace concebir la idea de que el suero normal de caballo obra prácticamente como el suero polivalente de Leclainche y Vallée, favoreciendo la fagocitosis y destruyendo los gérmenes patógenos dejando el organismo en condiciones de vitalidad; pero como estos interesantes estudios seroterápi-cos aún no están bien terminados, bástenos por hoy con no olvidar que la seroterapia nació ayer y que ha dado ya, no solamente promesas, sino resultados.
JULIÁN PARDOS DE ZORRAQCINO Veterinario en Cadreita (Navarra)

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